«Madrid, Madrid, Madrid… pedazo de la España en que nací». Nos encontramos en plenas fiestas de San Isidro Labrador, patrón de la capital de España. Durante estos días, las calles de Madrid se llenan de chulapos, claveles, chotis y verbenas. También de comida…y es que en esta festividad tan castiza no nos podíamos olvidar de la comida típica de San Isidro. En este post te contamos cuales son los platos más típicos de esta época.
Si has tenido la oportunidad de pasear estos días por la pradera de San Isidro, habrás podido comprobar que son muchos los puestos en los que se venden dulces. No obstante no son puestos cualquiera. Son tenderetes y negocios que han ido pasando de padres a hijos en los que se venden las típicas rosquillas de esta época: las tontas, las listas y las de Santa Clara.
Las rosquillas tontas y listas son probablemente el dulce más típico de la festividad de San Isidro. Las rosquillas de Santa Clara son la variedad francesa de las anteriores, sin embargo, también son típicas y populares en estas fiestas. Todas ellas se elaboran con la misma masa, que se prepara con limón, anís, huevo, azúcar y harina. En lo que se diferencian es en el recubrimiento que llevan. Por un lado las listas se bañan en azúcar, mientras que las tontas no llevan ningún aderezo, de ahí el nombre. Las rosquillas de Santa Clara están cubiertas por un merengue de color blanco. Sin embargo, hoy se suelen añadir colorantes a este merengue para que las rosquillas tomen colores mucho más llamativos.
La tradición de comer estas rosquillas en esta festividad viene de largo. Se dice que las popularizó la Tía Javiera, una vendedora de las de antes que se hizo famosa en la capital. Pronto le surgieron competidores que comerciaban sus rosquillas en su nombre, afirmando ser sus parientes. Poco a poco se fue haciendo tradición el hecho de comer estas rosquillas. Antes se tomaban acompañadas de vino blanco de Arganda o de limonada.
Estos tres platos de casquería son probablemente los reyes de esta fiesta. Con tantos adeptos como detractores, no se puede negar que son comidas de lo más castizas.
Las gallinejas son las tripas y los intestinos del cordero lechal. Antiguamente también eran tripas de aves fritas, probablemente de gallina y probablemente le dieran nombre a este plato. Se vendían en diferentes puestos y barrios de la capital, aunque era más popular en los barrios periféricos. Las gallinejas están compuestas por el intestino delgado y un trozo de mesenterio, el entresijo, del cordero. Cada cordero tiene una sola gallineja en forma de espiral que se fríe con la propia grasa que desprenden en sartenes humeantes. No se suelen consumir solas, sino que se acompañan de entresijos.
Los entresijos son el mesenterio del cordero, y por tanto, una parte importante de las gallinejas. Cada cordero puede tener entre 1 y 3 entresijos. Estos entresijos forman una madeja de mollejas, también llamadas botones, que rodean y protegen el intestino delgado del cordero. Normalmente los corderos lechales cuentan solo con una molleja aunque en si el cordero es grande, como hemos dicho, puede tener de 1 a 3 entresijos. También se fríen en su propia grasa quedando enrollados sobre si mismos.
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Por último hablaremos de los chicharrones, también conocidos como puntillas o recortes. Se llaman así por ser pequeñas partes, pequeños recortes del entresijo que se fríen durante mucho tiempo. Deben adquirir una textura como la de los torreznos. Antiguamente se vendían en puestos de la calle. Las llamadas «chicharroneras» eran las mujeres que se dedicaban a cocinarlos en grandes sartenes encima de un fogón de carbón y venderlos a los viandantes de la capital.
Estos platos suelen ir acompañados de patatas fritas que adquieren todo el sabor de la grasa de los intestinos.
La tradición también dice que es popular ir en estos días a la pradera de San Isidro con toda la familia y disfrutar de una típica comida de picnic. Para ello, en muchas casas se preparan comidas, bebidas y manteles que se llevan hasta las orillas del Manzanares para disfrutar del ambiente.
Entre los platos más populares para llevar, está la recurrente y tradicional tortilla de patatas, que no necesita ningún calentón ni ninguna refrigeración especial. Lo mismo ocurre con los huevos rotos con jamón, los filetes empanados, la morcilla, el chorizo, la butifarra o diferentes embutidos, que además suelen gustar a todo el mundo. Acompañados con pan, son el bocadillo perfecto.
Un plato muy tradicional y típico en Madrid es el cocido madrileño. No obstante, no es tan habitual verlo en esta festividad, ya que su elaboración es algo más compleja, además de ser difícil de transportar.
Ahora que conoces la comida más típica de la festividad de San Isidro, ¿a qué esperas para disfrutar de la gastronomía de la fiesta? Entra en mentta y descubre todos los productos que disponemos para preparar estos platos tan castizos.
Despedimos el post con un fragmento del chotis de Agustín Lara que representa a la percepción lo que en mentta sentimos por la gastronomía tan popular de esta fiesta:
«Madrid, Madrid, Madrid,
en Méjico se piensa mucho en ti,
por el sabor que tienen tus verbenas
por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí».
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