La miel es un tesoro alimenticio que ha acompañado nuestros desayunos durante muchos años, pero tiene un importante competidor: la jalea real. Aún a día de hoy muchas personas están convencidas de que la jalea real y la miel son lo mismo, pero estos alimentos están lejos de ser parecidos. En este post de mentta os detallamos las diferencias entre la jalea real y la miel.
Antes de explicar las diferencias entre ambas, es interesante conocer el trabajo y la vida dentro de la colmena. Entre los panales conviven tres tipos de abejas con funcionalidades totalmente diferenciadas, pero todas imprescindibles para la fabricación de la miel y la jalea real:
Una vez que conocemos un poco más a las fabricantes del producto, lo primero que tiene que quedar claro es la definición de la jalea real y de la miel. Pues bien, la miel es una sustancia viscosa, dulce y amarillenta que producen las abejas en su estómago mediante el néctar. Lo recolectan de las flores y cuando llegan a la colmena lo regurgitan en la celda para que sirva de alimento para las larvas. Por otro lado la jalea real es una sustancia también viscosa y amarillenta que forman las abejas directamente y que sirve principalmente como alimento para las larvas y para la abeja Reina de la colmena (que se alimenta de ella el resto de su vida).
Como indican las definiciones, el proceso de producción de ambos productos es totalmente distinto.
La miel es fabricada gracias al néctar: las abejas recolectan el néctar de las flores, lo almacenan en una parte de su cuerpo llamado proventrículo y lo llevan hacia la colmena. Una vez allí, la miel se fabrica mediante la regurgitación. Las abejas trabajan conjuntamente regurgitando y pasándose el néctar de unas a otras hasta que lo llevan a las celdas para almacenarlo. Una vez dentro de la celda, las abejas aletean para evaporar el agua de la miel mediante la agitación del aire para finalmente, cerrar la celda con cera.
Por otro lado la jalea real que, a diferencia de la miel, se produce directamente de las abejas. La segrega una glándula hipofaríngea de la cabeza de este insecto. Concretamente la fabrican obreras jóvenes de entre cinco y quince días y va destinada al mantenimiento de la Reina durante toda su vida. También la jalea real se usa para alimentar a las larvas en sus tres primeros días de edad, una vez pasado este tiempo, intercambian la sustancia por un concentrado de miel, polen y agua.
Tanto la miel como la jalea real se conservan de forma totalmente distinta. Por un lado la miel es un alimento que no tiene fecha de caducidad, siempre y cuando se conserve de manera adecuada. Es decir, si quieres que tu miel de tres años sepa igual que el primer día, lo que debes hacer es guardarla en un lugar sin luz directa. Además de la luz, la temperatura es un factor importante, por lo que la miel no debe estar expuesta a cambios de temperaturas (ni muy altas ni muy bajas), por lo que la temperatura ambiente le viene perfecta. A diferencia de ésta, la jalea real se deteriora con más facilidad, por lo tanto las bajas temperaturas con poca luz son ideales.
A primera vista la miel y la jalea real se diferencian en su color, siendo la primera un tono más oscura que la segunda. Además en cuanto a textura se refiere, la miel es un poco más líquida en comparación a la jalea real, que es más gelatinosa.
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A pesar de que la jalea real esté en el punto de mira de la opinión pública como alimento beneficioso, es cierto que la miel no deja de ser un perfecto compañero de catarros y gripes. La jalea real se caracteriza por ser ideal para el tratamiento de algunos tipos de anemias, así como un alimento energético, que aumenta las defensas de nuestro organismo y disminuye los niveles de glucosa.
Finalmente las propiedades curativas de la miel se han extendido a lo largo de los años hasta día de hoy: desinfecta y cura las heridas, sirve para descongestionar los bronquios y pulmones, destacan sus propiedades hidratantes y antiinflamatorias y sus usos como enjuague bucal para eliminar aftas.
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