El magret fresco de pato, una autenticidad gascona
Es muy posible que este plato excepcional sea conocido desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el pato graso era tradicionalmente degustado confitado y, más raramente, asado. El magret de pato graso fresco fue imaginado, o al menos popularizado, por el gran chef gascon André Daguin en 1959. Más tarde ideó una receta que acompañaba este plato con una salsa de pimienta verde. Acompañamiento que, en la actualidad, sigue siendo muy apreciado. Hoy en día se encuentra en todas las familias gasconas, como plato tradicional. Y acompaña todas las buenas ocasiones, ya sean momentos festivos o simplemente de convivencia entre amigos.
En el corazón del pato graso del Gers
Para tener un magret, es necesario tener un pato graso. Como nuestros patos, engordados con cuidado en la más pura tradición del Suroeste. Sin pato graso, no hay magret, simplemente un filete. Esta pieza de carne está compuesta por los músculos pectorales, delicadamente separados del esternón. Puede degustarse seco o ahumado, pero nosotros lo ofrecemos fresco. Es en esta forma que se encuentra más a menudo entre nosotros. Una buena oportunidad para disfrutar de todas las sutilezas gustativas del pato graso fresco.
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Composición: Magrets de pato fresco envasados al vacío con un peso mínimo de 0,375 kg, envasados individualmente.
Conservación: conservar entre 0 y 4°C, consumo preferente 14 días después del envasado.
Envío: Enviado únicamente con Chronopost Food Transport frío.
Sugerencia: para saborear el auténtico magret de pato, disfrútelo a la parrilla o en la sartén acompañado de patatas y setas. En la sartén, comience cocinando por el lado de la piel para reducir la grasa y luego selle por el lado de la carne: el magret se come rosado. Los vegetales pueden ser cocinados ventajosamente en la grasa de pato. No dude en rociar la carne con una salsa de pimienta verde, miel o vinagre balsámico.
Acompañe con un vino tinto de côtes de Gascogne, côtes de Saint-Mont o un Madiran.
