La modernidad avanza inexorablemente y con ella, los remedios antinaturales para conseguir embellecer el color y el sabor de los productos de forma tan artificial como el conjuro que convirtió temporalmente a Cenicienta en princesa. Una de estas magias modernas se suele dar en los tomates, que relucen de forma sospechosa en los estantes de muchos supermercados sin importar fecha o temperatura. Por eso, te hablamos de 4 tipos de tomates cuyas características debes conocer para que no te engañen cuando hagas la compra.
Estas variedades son, a nuestro juicio, la aristocracia de la sociedad tomatil. No están todas las que son pero sí son todas las que están. Por cierto, ¿ya sabes cuál es el origen de este producto milenario?
La lechuga tiene sueños húmedos cada vez que se imagina junto a un Corazón de Buey. Su forma exterior, compuesta por gajos imperfectos y arrugados, contrasta con la delicadeza de su piel, fina y fácil de quitar. Además, tiene la característica especial de no tener apenas semillas en su interior.
Su intenso sabor, con un toque dulzón, lo hace ser ideal para disfrutarlo simplemente con un chorrito de aceite de oliva y sal o para elevar cualquier ensalada a una categoría superior. Por cierto, se cultiva sobre todo en Italia, España, Estados Unidos, Rusia o Polonia.
A pesar de estar al borde de la desaparición por la disminución progresiva de su cultivo hace unas décadas, el Montserrat está recuperando la fuerza y vigor perdida en el mercado actual, gracias sobre todo a su cultivo en la región catalana del Empordà y el Vallès. Su forma, llena de imperfectas ondulaciones, la hacen parecer una mini-calabaza.
El principal defecto y virtud del Montserrat es que no tiene mucha pulpa, haciendo que haya partes huecas dentro del tomate. Al cortarlo en dos, veremos «espacios» en el interior apetalado del Montserrat. Pero esto lo hace ser perfecto si queremos introducir un relleno de cualquier tipo, para complementar su sabor dulce y refrescante.
El Raf es otra de las piezas de alta alcurnia de la familia de los tomates. Debe su nombre al hecho de que sea «resistente al fusarium», un tipo de hongo que amenazó su producción en La Vega de Almería, lugar originario de su cultivo. Esta variedad, reconocible por su tono verde, tiene una textura firme y compacta y un interior carnoso y dulce gracias al equilibrio el azúcar y su ácidez de tipo cítrica y málica.
Su producción inusual, (se planta en septiembre y se recolecta en diciembre), sumado a las pocas hectáreas dedicadas a su cultivo debido a su escaso rendimiento, lo convierte en una pieza codiciada por todo amante del tomate.
Desde uno de los núcleos más importantes de la provincia de Huesca, Barbastro, nos llegan los tomates rosados, una variedad que hace bueno aquello de «las apariencias engañan». Y es que, aunque por fuera su forma sea deforme y llena de surcos y cicatrices, su interior nos reserva un bocado delicioso.
Es además uno de los tomates con la piel más delicada, de ahí que se le llame «tomate con piel de doncella». Sus semillas están repartidas a lo largo y ancho de todo el tomate, teniendo mucha más carne -y menos agua- que otras variedades. Si, por ejemplo, buscas hacer un gazpacho o un salmorejo, con un tomate rosado de Barbastro acertarás seguro.
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