Enclavada entre los grandes crus classés del Médoc, esta propiedad ha experimentado desde 1999 un progreso cualitativo constante sin precedentes.
Los sutiles aromas en la nariz se expresan con gracia, las notas de bayas y especias se armonizan perfectamente, realzadas por un toque mineral que aporta una elegancia adicional. En boca, la precisión y la finura dominan, con una textura a la vez tensa y envolvente, desprovista de cualquier dominio excesivo, dejando lugar a un final persistente y refrescante.
"Si bien las condiciones meteorológicas al comienzo de la temporada fueron ciertamente exigentes, el resultado final es magnífico. El hecho de haber podido cosechar sin urgencia, de manera selectiva, nos permitió obtener la quintesencia de la fruta. Nuestros vinos son así concentrados, redondos y equilibrados, con una espectacular frescura en boca, posicionando sin duda al 2018 entre los grandes años del siglo XXI". Ludovic y Julien Meffre.