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El consumo de carne de pollo fluctúa con el tiempo. Hace varias décadas era un manjar y hoy es uno de los animales más consumidos del mundo después del cerdo. Esto se debe en gran parte a su disponibilidad y a los múltiples métodos que existen para su preparación.

Entero, troceado, empanizado, tostado, a la plancha o en salsa … Estas son algunas de las formas más populares de disfrutarlo. Sin embargo, no solo es un alimento esencial para la vida diaria, sino que también debe ser apreciado como un producto saludable y de alta calidad.

El pollo es ligero, rico en proteínas y bajo en grasas. Además, aporta interesantes vitaminas y minerales. Se clasifica como carne magra, pero esto es necesario y se debe quitar la piel.

Destaquemos el valor nutricional del pollo

Su proteína tiene un alto valor biológico. Esto significa que proporcionan todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo no puede producir en cantidades óptimas.

Contiene menos grasas saturadas que las carnes rojas y otras carnes procesadas. Además, en el pollo, las grasas se han identificado como omega 6 y omega 3. Sin embargo, estos últimos aminoácidos solo están presentes en modelos animales de aves de corral o plantas.

Fuentes de vitamina B: las vitaminas B12 (que se encuentran solo en alimentos de origen animal), B3 (niacina) y B6 son de especial interés. Hierro, zinc o selenio son minerales que se encuentran en el pollo.

También es una fuente importante de fósforo y su aporte de sodio a la dieta es insignificante.