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Guanciale artesanal 100% italiano, a la Matriciana, que cortamos en piezas de unos 150 gramos envasadas al vacío. El guanciale es una chacina italiana sin ahumar que se elabora con la papada o carrillera del cerdo. Puede tener un parecido al bacon o tocino, pero el guanciale tiene más grasa, y esta es más sabrosa y consistente.
INFORMACIÓN NUTRICIONALPor 100 g
Valor Energético2486 kJ / 603 kcal
Grasas63 g— De las cuales saturadas21 g
Hidratos de Carbono0,6 g— De los cuales azúcares0 g
Proteínas8,5 g
Sal2,5 g
El guanciale es uno de esos productos que definen una cocina. Elaborado a partir de la careta del cerdo, curado lentamente y tratado con mimo, este manjar italiano va mucho más allá de un simple embutido: es la clave del sabor auténtico en platos icónicos como la carbonara o la amatriciana.
El guanciale se cura de forma tradicional, permitiendo que la grasa se afine, se vuelva sedosa y cargada de matices. Al cortarlo, desprende un aroma profundo, casi dulce, con notas a especias, fruto seco y curado suave. En boca, se funde con una textura untuosa y un sabor que equilibra lo salado, lo graso y lo sabroso con una naturalidad asombrosa.
Perfecto para marcar en sartén y usar como base de salsas, acompañar carnes, coronar verduras asadas o, simplemente, disfrutarlo en lonchas finas con un buen pan y vino. No es panceta. No es bacon. Es guanciale. Y cambia todo.
Guanciale artesanal 100% italiano, a la Matriciana, que cortamos en piezas de unos 150 gramos envasadas al vacío. El guanciale es una chacina italiana sin ahumar que se elabora con la papada o carrillera del cerdo. Puede tener un parecido al bacon o tocino, pero el guanciale tiene más grasa, y esta es más sabrosa y consistente.
INFORMACIÓN NUTRICIONALPor 100 g
Valor Energético2486 kJ / 603 kcal
Grasas63 g— De las cuales saturadas21 g
Hidratos de Carbono0,6 g— De los cuales azúcares0 g
Proteínas8,5 g
Sal2,5 g
El guanciale es uno de esos productos que definen una cocina. Elaborado a partir de la careta del cerdo, curado lentamente y tratado con mimo, este manjar italiano va mucho más allá de un simple embutido: es la clave del sabor auténtico en platos icónicos como la carbonara o la amatriciana.
El guanciale se cura de forma tradicional, permitiendo que la grasa se afine, se vuelva sedosa y cargada de matices. Al cortarlo, desprende un aroma profundo, casi dulce, con notas a especias, fruto seco y curado suave. En boca, se funde con una textura untuosa y un sabor que equilibra lo salado, lo graso y lo sabroso con una naturalidad asombrosa.
Perfecto para marcar en sartén y usar como base de salsas, acompañar carnes, coronar verduras asadas o, simplemente, disfrutarlo en lonchas finas con un buen pan y vino. No es panceta. No es bacon. Es guanciale. Y cambia todo.