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Cantocuerdas, Albillo de Bernabeleva; fantástico, sorprendente y, ante todo, una auténtica rareza desconocida para muchos de nosotros. El albillo es una variedad blanca autóctona de Madrid tremendamente adaptada en la subzona de San Martín de Valdeiglesias. Suele producir vinos corpulentos, grasos, glicéricos y con carácter aunque no soporta muy bien grandes dosis de acidez. Anonadados y desconcertados quedamos al comenzar a degustar vinos blancos de Madrid, inapreciables, vinos con las variedades blancas malvar y torrontés que dejaban nuestros sentidos insatisfechos. Una rareza inexplicable exhala ante nuestros sentidos. Cantocuerdas es un blanco totalmente diferente a lo que se está produciendo en el panorama de blanco español. En efecto, Cantocuerdas es un vino blanco de albillo que fermenta en fudres de 2500 litros previa maceración en frío durante 24 horas. Luego, el vino duerme en los fudres en contacto con sus lías finas. Tras el enérgico descorche, Cantocuerdas nos golpea con una aromática de judías en ebullición y, en el transcurso del tiempo, las judías se transforman en te verde Earl grey, manzanilla y hierba fresca recién cortada. Por ello recomendamos encarecidamente una buena oxigenación. Si lo agitamos enérgicamente y le damos temperatura, emanan notas de la capa fina del caramelo de la crème brûlée. Ciertamente corroboramos que el vino tiene pocos registros aromáticos (sin ser una connotación negativa). De textura burgiñona en boca, graso y envolvente, el vino patina (resbala) a la perfección por todas las paredes bucales siendo su paso fresco y sin pesadez alguna. Fermentado y criado en fudres sobre sus lías.