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La variedad trepat ha estado olvidada durante muchos años, relegada básica y mayoritariamente a la elaboración de cavas rosados, y es una verdadera lástima porque, a pesar de su poca intensidad colorante, como la nebbiolo o la pinot noir, es capaz de ofrecer unos vinos delicados, elegantes y muy ricos. Vinos tintos, nos referimos. Carles Andreu fue pionero en su recuperación, de los primeros en mimarla y cuidarla, de esforzarse a conocerla mejor para conseguir con ella los vinos que poco a poco acabarán por devolverle el honor que merece. El Trepat de Carles Andreu es de los mejores. No es un vino musculoso ni potente, tampoco pretende serlo. Su finalidad es reflejar las características de la tierra donde nace, y ofrecer placer a quien lo bebe. Está elaborado con uvas procedentes de los viñedos de nombre Les Alzinetes, Les Parades y La Butxaca, que la bodega posee y trabaja con orgullo y dedicación en la denominación de la Conca de Barberá; y criado durante seis meses en barricas de roble francés de segundo año. Es un vino con pocos secretos y ésta es una de sus grandezas, un vino honesto, de graduación moderada, amable, alegre, elegante y muy bebible. Les sorprenderá su color, o quizá no porque, sabiendo que es una uva de coloración discreta, ofrece un color bastante intenso. Los aromas en nariz y los sabores en boca son muy varietales, con frambuesas, fresas y grosellas, notas de pimienta fresca y vegetales de ciprés y laurel, con un fondo acidulante, muy refrescante. Tan sólo descorcharlo se muestra muy abierto y generoso pero siempre con refinamiento y en boca es más nervioso, aunque suave y sedoso. Sobre la lengua las notas de pimienta se intensifican pero en todo el recorrido domina el mismo carácter frutal percibido en nariz, si bien con un toque más dulzón y maduro, de mermelada de grosellas. Limpio y directo, demuestra un trabajo muy honesto y el resultado es excelente; un vino a conocer. Envejecido durante 6 meses en barricas de roble francés.