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La Faraona es majestuosidad, es excelencia, es un vino extraordinario, que nos obliga a reverenciar la naturaleza. Es un vino profundo, cargado de misterio, y la experiencia de olerlo y degustarlo, casi mística. Dichosos aquellos que tienen la oportunidad de probarlo. Los vinos muestran el carácter fresco y atlántico y parecen recoger tanto el aroma de la uva bien madurada al sol como la frescura de su húmeda vendimia. Delicados, muy aromáticos y con taninos fluidos y sedosos.
La Faraona procede de 0,55 hectáreas en el vertiginoso paraje El Ferro, con orientación sureste, laderas muy pronunciadas y una altitud que oscila entre los 800 y los 860 metros. La parcela está plantada con viejas cepas de mencía de más de 70 años conducidas en vaso con una densidad de 7.000 cepas/ha sobre un suelo que se caracteriza por situarse sobre una falla tectónica y en el que, gracias a posibles erupciones, se pueden encontrar minerales como cobalto y titanio aparte de hierro, manganeso y piritas. El ensamblaje final está formado por un 95% mencía y un 5% de variedades blancas (mayoritariamente jerez). Las uvas fermentaron y maceraron con las pieles en una pequeña tina de madera abierta y realizó la fermentación maloláctica de manera espontánea en barrica, donde se está criando. Como de costumbre en las degustaciones primerizas, La Faraona es el vino que se presenta más reservado y que apenas va soltando delicadas notas aromáticas y mostrando todos sus matices con unos minutos en las copa. En boca es muy grande, está completo, con volumen en tres dimensiones y una fruta dulce, jugosa y fresca. Tras su paso por boca aparece un bello tanino de cereza crujiente justo antes de madurar. Escasas 1.400 botellas.

Hablar de Descendientes de J. Palacios es hablar de Ricardo Pérez y su tío Álvaro Palacios, ambos comprometidos con las cosas en las que creen, entre ellas la racionalización en el tratamiento de la viña y los procesos de producción del vino, lo que les llevó a ser unos de los pioneros en España en aplicar la biodinámica integral, que administran a rajatabla en este proyecto del Bierzo, a sus 30 hectáreas de viñedo repartidos en casi 200 parcelas con cepas viejas y suelos muy inclinados, donde aúnan lo orgánico y lo inmaterial en la búsqueda permanente de la definición y la pureza de sus vinos parcelarios. Los vinos de El Bierzo están en auge. Una denominación marcada por su naturaleza minifundista, con parcelas muy divididas, viñas muy viejas, el trabajo artesano de pequeñas bodegas y el carácter único de su variedad reina, la Mencía, que ofrece vinos frescos, afrutados y muy delicados. Aunque el vino tinto del Bierzo es el más conocido, en el Bierzo también se elabora vino blanco y vino rosado. Si la Mencía es la variedad tinta con más carácter del Bierzo, la Godello lo es para la elaboración de vino blanco. Una variedad con un gran potencial aromático y un excelente equilibrio entre alcohol y acidez. Aún y el gran potencial de El Bierzo, su auge actual no se entendería sin dos nombres propios: Raúl Pérez y Ricardo Pérez, dos grandes elaboradores que en poco tiempo han sabido ganarse los elogios de la crítica internacional elaborando grandes vinos de El Bierzo.

Hablar de Descendientes de J. Palacios es hablar de Ricardo Pérez y su tío Álvaro Palacios, ambos comprometidos con las cosas en las que creen, entre ellas la racionalización en el tratamiento de la viña y los procesos de producción del vino, lo que les llevó a ser unos de los pioneros en España en aplicar la biodinámica integral, que administran a rajatabla en este proyecto de El Bierzo, a sus 30 hectáreas de viñedo repartidos en casi 200 parcelas con cepas viejas y suelos muy inclinados, donde aúnan lo orgánico y lo inmaterial en la búsqueda permanente de la definición y la pureza de sus vinos parcelarios. Los vinos del Bierzo están en auge. Una denominación marcada por su naturaleza minifundista, con parcelas muy divididas, viñas muy viejas, el trabajo artesano de pequeñas bodegas y el carácter único de su variedad reina, la Mencía, que ofrece vinos frescos, afrutados y muy delicados. Aunque el vino tinto de El Bierzo es el más conocido, en el Bierzo también se elabora vino blanco y vino rosado. Si la Mencía es la variedad tinta con más carácter del Bierzo, la Godello lo es para la elaboración de vino blanco. Una variedad con un gran potencial aromático y un excelente equilibrio entre alcohol y acidez. Aún y el gran potencial de El Bierzo, su auge actual no se entendería sin dos nombres propios: Raúl Pérez y Ricardo Pérez, dos grandes elaboradores que en poco tiempo han sabido ganarse los elogios de la crítica internacional elaborando grandes vinos de El Bierzo.

La Faraona es un vino tinto elaborado en la D.O Bierzo por Descendientes de J. Palacios en la localidad de Villafranca del Bierzo, León. La bodega fue creada por Álvaro Palacios y su sobrino Ricardo en el año 1999, enamorados del potencial que tenía la zona y la variedad de la uva Mencía. La Faraona es un vino procedente de un solo viñedo, del paraje de El Ferrol en lo alto de Corullón. Esta situado a 975 metros de altura y orientado al sureste, por lo que solo le da el sol por la mañana y sobre un suelo poco profundo de pizarra. La elaboración de La Faraona se hace de una manera muy artesanal, realizando unas extracciones muy ligeras con los pies y respetado siempre la uva hasta que acaba la fermentación y se deposita en barricas. La Faraona es una parcela única en el Bierzo que da como resultado una media de 1000 botellas por año. Un vino que representa el paraje, suelo, clima y viñedo convirtiendo la uva Mencía en algo extraordinario y mágico. Su producción se caracteriza por la influencia del clima atlántico. Otoños e inviernos típicamente Bercianos, con abundantes lluvias y temperaturas bajas. Los vinos se caracterizan por un perfil delgado, más livianos y con una marcada acidez. Listos para ser guardados. Se recomienda decantar antes de consumir.