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Este extraordinario tinto se elabora con uvas de cepas viejas del pueblo de San Román de la Hornija. Allí, cerca de Villafranca de Duero, bajo un clima continental inclemente, las plantas cultivadas en vaso ofrecen la mejor versión de la tinta de Toro. Las uvas se vendimian a mano a primera hora de la mañana y, una vez de despalilladas, fermentan durante unos 20 días. Acto seguido el vino se redondeará durante 12 meses en botas de roble americano y francés. Después de un breve periodo de descanso en botella, el crianza de Elías Mora llega al mercado cargado de la esencia de la tierra que lo vio nacer, dejando muy patente el enorme potencial de la denominación y de la variedad tinta de Toro. Al descorcharlo, encontraremos un enorme tinto de precioso color púrpura que combina las virtudes de las elaboraciones tradicionales de la DO Toro con las características más positivas de los nuevos tintos castellanos. Tiene cuerpo e intensidad aromática, pero también frescor y acidez; fluye al tiempo que se ensancha. En nariz se aprecian las notas minerales y de tinta, la fruta negra bien madura (aunque también algo de fruta roja) y las finas especias derivadas de su crianza en roble. En boca es pura seda, delicado e intenso a la par; Toro sí, pero de los finos. Cacao, piel de naranja deshidratada, regaliz... Camina a paso lento hacia su despedida, con firmeza y sigilo, y se despide con elegancia dejando tras de sí un recuerdo prolongado de fruta madura y flores azules. Envejecido durante 12 meses en barricas de roble francés y americano.