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De los tres vinos que, hasta el momento, elabora la joven bodega Finca de la Rica, creemos que El Nómada es el que mejor les define, el que mejor muestra la excelencia de esa fruta que durante largos años fue sabiamente escogida y comprada por algunas de las más grandes bodegas de la zona. El Nómada es una selección de sus mejores tempranillos, más un 10% de graciano procedente de unas cepas de 70 años, y podríamos definirlo como auténtico vino frutal, un vino en que la fruta, sin maquillaje, ha sido vestida simple y elegantemente con ese fantástico aporte de la barrica francesa. En copa se nos presenta con un brillante color cereza picota, oscuro, pero sin una gran concentración y con bordes granates. Desprende aromas de caramelo en un primer ataque en nariz, pero tras airearlo la fruta empieza a hacerse verdaderamente presente y nos anuncia un vino con volumen. Es potente, lleno de aromas de fruta roja madura, y fresco, muy fresco, con notas balsámicas, casi mentoladas y con un cierto dulzor muy agradable. En boca se confirma esa frutosidad percibida ya en nariz, es sabroso, jugoso y con una buena estructura. Es un vino maduro, de tanicidad amable y elegantes tonos torrefactos que, tras unos minutos, exhibe el frescor de la piel de naranja y la regaliz, y los reconfortantes recuerdos de la vainilla y las flores azules; las notas cítricas, una excelente acidez y un apunte mineral completan el conjunto. ENo cabe duda de que el Nómada es un gran vino, un vino apetecible y con muy pocos competidores en su gama de precio, que puede beberse ahora pero que goza de importantes atributos que le auguran una muy buena evolución en botella. Envejecido durante 14 meses en barricas de roble francés. Posterior reposo en botella durante 9 meses más.