Nuestra historia comienza hace casi 100 años con nuestros abuelos. Iban de pueblo en pueblo, pasando largas jornadas fuera de casa, vendiendo los productos típicos de la zona bajo su nombre a otros lugares de España.
Se hacían entre 8 y 10 viajes anuales a Galicia a comprar los productos, así como se asistía a las diferentes matanzas de los pueblos también para comprar jamones.
Cuando comenzó la especialización en el jamón serrano, hace más de 50 años, se hacía en casa artesanalmente, sin medios, mientras pasaban los duros meses de invierno.
Se curaban en 2 fases en los secaderos de su casa. Primero se daba una capa de adobo, la cual a los días se retiraba y luego se volvía a dar otra. Los jamones se tenían los primeros 16 días en el suelo, y luego pasaban a ser colgados en los secaderos. Tras 20-22 meses de curación se vendían enteros, sin deshuesar o trocear.
La empresa ha evolucionado, pero la esencia sigue siendo la misma, hacer las cosas de forma tradicional y artesana. Mantener la tradición familiar en estos difíciles tiempos, con la tradición originaria, huyendo de lo industrial, constituye objetivo principal de nuestra Marca. Por ello, llevamos más de 50 años curando los productos a mano, sin aditivos, conservantes, antioxidantes o colorantes.
Para nuestro adobo, utilizamos pimentón de la Vera de la más alta calidad, el cual aplicamos al jamón en crudo, haciendo esto que el sabor penetre en el jamón, acción que nos diferencia de las grandes cadenas.
Los ajos que utilizamos para curar nuestros jamones son de nuestro propio huerto en nuestras tierras de Igea. El vinagre también lo hacemos nosotros con nuestras madres de vino de la Rioja.
El resultado, un jamón adobado totalmente artesanal, natural y de calidad, con el sabor especial que siempre nos ha caracterizado.