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Gotes fue el último a incorporarse a la familia de vinos de Portal del Priorat, el proyecto de Alfredo Arribas en esta denominación, y fue concebido para realzar el frescor de los vinos prioratinos; gotas de frescor, como las gotas de rocío. El frescor de los vinos prioratinos sorprende a muchos debido a que nos encontramos en un clima seco, con una pluviometría muy baja, pero la singularidad de los suelos de esta comarca, su orografía abrupta y la brisa que asciende desde el mar hacia las estribaciones de la sierra de Montsant a través del río Siurana lo hacen posible. También, la orientación norte y noroeste de algunos viñedos, como los que dan vida a este vino, la presencia de vegetación, bosques, alrededor de las fincas, y una vendimia temprana, en el punto medio de maduración, como es también el caso para este refinado Gotes del Priorat. No esperen encontrar en Gotes la tipicidad prioratina más habitual, la de la madurez profunda y de la mineralidad intensa. Gotes refleja otro tipo de vino prioratino, refinado, de estilo "afrancesado" (francés de Borgoña, queremos decir), de perfil fresco y floral. La tipicidad de Gotes radica en el paisaje, en sus notas de plantas aromáticas, y en esa calidez amable, porque aunque fresco, es mediterráneo. Otra peculiaridad de Gotes es la sensación pulida, cuidada, que ofrece; es un vino elegante; se nota que ha sido elaborado por manos expertas. Si en nariz Gotes es refinado, en boca es explosivo. Crece y crece, con mucho volumen y con un dulzor y una textura aterciopelada muy seductores. Gotes es fruta, pero una macedonia de frutas muy variada: frutas rojas, frutas negras, frescas y en mermelada, alguna fruta de hueso jugosa como el mango (la garnacha deja siempre su huella) y uvas frescas que aportan una sensación cítrica.