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Rafael Cambra Dos es un vino bien hecho, que nos impacta en nariz en seguida con grandes dosis de fruta fresca y golosa. Es un vino que podríamos definir como despierto, vivo, muy abierto y accesible, repleto de aromas primarios, aromas de fruta dulce y ácida, fresco, balsámico, que raramente asociaríamos con las variedades cabernet sauvignon y cabernet franc, a menos de que hayamos leído su composición de antemano. Un fondo mineral (pedernal) y un perfume de esencia de café son los pocos rasgos que nos harían dudar en algún momento de su evidente personalidad mediterránea, del sur. Decántenlo una media hora o dejen que se abra en copa, y verán como esa intensa frutosidad y unos sutiles mentolados in crescendo acaban siempre por dominar la paleta aromática. Su entrada en boca es ágil y mantiene ese frescor y esa intensidad de la fruta madura percibida en nariz. Con una potencia controlada pero presente, una buena estructura tánica y un cuerpo medio, resulta un vino jugoso que invita a seguir bebiendo; ofrece un buen equilibrio entre dulzor y acidez, una golosidad justa y acertada. Completan el perfil gustativo unas notas especiadas de plantas de sotobosque, de madera fresca bien integrada y unas suaves notas de pimienta. De nuevo, si mantenemos el vino en el paladar, unas notas de tinta china se hacen presentes pero, definitivamente, su carácter es el de un vino ibérico, algo que confirma el arraigo de esas dos variedades internacionales; a ciegas, un vino del sur del mediterráneo, con un fondo "clásico" que simplemente nos mantendría en la duda. Un vino para desconcertar, para beber y disfrutar sin complejos, accesible y apetecible. Envejecido durante 10 meses en barricas de roble francés (4 de los cuales, sobre lías).