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El Suertes del Marqués Trenzado es un vino blanco canario que captura la esencia del Valle de La Orotava, en Tenerife.
Elaborado principalmente con uvas Listán Blanco de viñas centenarias cultivadas en el tradicional sistema de cordón trenzado, este vino refleja la singularidad de su terroir volcánico y la influencia del océano Atlántico.
Presenta un color amarillo pajizo con reflejos dorados, brillante y limpio, que delata su juventud y complejidad. La lágrima es fina y persistente, señal de su cuerpo medio y estructura.
Alta intensidad aromática y notable complejidad. En primera impresión aparecen notas de frutas blancas (pera de agua, manzana reineta), seguidas por cítricos maduros (pomelo amarillo, piel de lima) y un fondo de flores secas. A medida que se abre, emergen capas de aromas salinos, ahumados y minerales, muy característicos del terroir volcánico de La Orotava. También se perciben toques de hierbas silvestres (hinojo, tomillo), frutos secos (almendra cruda) y un leve recuerdo de cera de abeja y miel.
Entrada envolvente y elegante, con una textura untuosa pero fresca. La acidez es vibrante y perfectamente integrada, lo que aporta tensión y estructura. A mitad de boca despliega un marcado carácter mineral y salino, equilibrado con una sutil sensación cremosa procedente de su crianza sobre lías. Final largo, con eco retronasal de cítricos, hierbas aromáticas y toques ahumados, que invita a seguir explorando la copa.
El Suertes del Marqués Trenzado es un vino blanco canario que captura la esencia del Valle de La Orotava, en Tenerife.
Elaborado principalmente con uvas Listán Blanco de viñas centenarias cultivadas en el tradicional sistema de cordón trenzado, este vino refleja la singularidad de su terroir volcánico y la influencia del océano Atlántico.
Presenta un color amarillo pajizo con reflejos dorados, brillante y limpio, que delata su juventud y complejidad. La lágrima es fina y persistente, señal de su cuerpo medio y estructura.
Alta intensidad aromática y notable complejidad. En primera impresión aparecen notas de frutas blancas (pera de agua, manzana reineta), seguidas por cítricos maduros (pomelo amarillo, piel de lima) y un fondo de flores secas. A medida que se abre, emergen capas de aromas salinos, ahumados y minerales, muy característicos del terroir volcánico de La Orotava. También se perciben toques de hierbas silvestres (hinojo, tomillo), frutos secos (almendra cruda) y un leve recuerdo de cera de abeja y miel.
Entrada envolvente y elegante, con una textura untuosa pero fresca. La acidez es vibrante y perfectamente integrada, lo que aporta tensión y estructura. A mitad de boca despliega un marcado carácter mineral y salino, equilibrado con una sutil sensación cremosa procedente de su crianza sobre lías. Final largo, con eco retronasal de cítricos, hierbas aromáticas y toques ahumados, que invita a seguir explorando la copa.