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El tarro de cristal contiene una trufa de verano conservada de forma natural en su propio jugo y sal. Gracias a la forma de conservación artesanal, se consigue conservar su sabor tan agradable.
Esta trufa es de color negro por fuera, pero de color avellana por dentro. Y también se diferencia en cuanto a su sabor, ya que es de un sabor más moderado.
La elaboración de la trufa de verano en su jugo es un proceso natural, donde se cocina la trufa con agua y sal para obtenerla. Y, un matiz, el jugo de la trufa es el indispensable que consigue mantener a la trufa en el tarro de cristal en su perfecto estado.
Lo que le hace destacar a esta trufa en su jugo es su fino sabor, y por eso es un claro reclamo de tener trufa de verano durante todo el año, porque su temporada es sólo de mayo a agosto.
Este formato se recomienda para consumirlo en láminas muy finas a modo de carpaccio directamente sobre el plato. ¡Sí! Es el acompañante perfecto para cremas de verduras, sopas frías, ensaladas y tortillas. Os dejamos un consejo, no utilizarla con platos fuertes porque al ser un sabor más delicado no combina bien.
Esta variedad de trufa, tuber aestevum, al ser conservada con su jugo puede consumirse y disfrutarse durante todo el año. Permitiéndonos consumirla fuera de la estación de verano, en nuestras comidas sirviéndola rallada sobre el plato o incluida en la propia elaboración.