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Otro vino que engaña por la etiqueta. Cuatro simpáticos monos que parece que no saben lo que tiene entre manos. No se dejen engañar; tras esta etiqueta aparentemente desenfadada se esconde un gran vino, un vino que disfrutarán oliendo y saboreando, acompañando ricos manjares pero también, y especialmente, solo. Este Cuatro Monos blanco viste un color de oro nuevo muy limpio y reluciente. Se ha criado sobre lías en barricas de roble durante 10 meses pero se trata de barricas usadas y es evidente que el roble ha ayudado a redondear el vino sin enmascarar en absoluto la fruta, algo que hay que agradecer. Este albillo es una delicia en aromas, aromas muy maduros de frutas de hueso, notas de hojarasca, ligeros anisados y de membrillo, de flores de manzanilla, de galletas, de manzanas al horno; la sensación de madurez está siempre presente pero acompañada de un frescor muy especial. Es seco en boca y a la vez graso, con una excelente entrada, intensa, con volumen, frutal y cremosa y una estructura envidiable; es amplio, glicérico, elegante, potente, un vino realmente singular, complejo y completo, un vino auténtico, con unas sensaciones de salinidad en el final, y unas notas de piel de manzana, notas lácticas, cremosas y un suave fondo de miel. Larguísimo. Sabrosísimo. Un consejo: abran una botella ahora y guarden otro par para dentro de unos meses; este vino evoluciona bellamente en botella, ganando en complejidad y finura. Cuatro monos que saben perfectamente lo que esconden en cada botella. Envejecido, con sus lías, durante 10 meses en barricas de roble.