Conocidos también como lechuga de campo o hierba de gato, los canónigos son una hierba de la misma familia que la valeriana. De hojas verdes, brillantes y pequeñas, esta verdura forma unos ramilletes muy característicos que crecen de forma salvaje y natural en zonas frías.
Los canónigos son una joya para la cocina. No solo destacan por su textura y su sabor, sino que, además, aportan muy pocas calorías a tu dieta. De hecho, solo tienen unas 14 calorías por cada 100 gramos. Además, tienen un alto contenido en vitaminas, minerales (varía en función de la riqueza del suelo) y fibra pero, de entre todos los nutrientes, destaca la pro-vitamina A, más conocida como beta-caroteno. Los betacarotenos son el pigmento que confiere color naranja a las frutas y verduras. Aunque los canónigos no tienen este color debido a la clorofila, la encargada del verde característico de una gran parte de vegetales. Estas sustancias antioxidantes pueden desempeñar un papel importante en la protección del organismo frente a los radicales libres y a algunas enfermedades. Se denomina también pro-vitamina A porque, cuando al organismo le hace falta, puede convertir el betacaroteno en esta vitamina, que es esencial para el crecimiento y la diferenciación de los tejidos y de las células. Los canónigos son, además, una fuente de ácido fólico y ambas vitaminas son especialmente importantes en mujeres embarazadas para que el feto crezca y se desarrolle adecuadamente. También se recomienda su consumo en casos de anemia por falta de hierro y para fortalecer los huesos por su contenido en calcio.