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Château Palmer es uno de los más grandes vinos de Burdeos. Clasificado todavía en la categoría de tercer nivel (Troisième Cru Classé), su excelencia es sin embargo comparable a la de muchos de los más famosos. Palmer se debe a su historia y es la expresión de su terruño, más allá de modas y tendencias, y para comprobarlo no hay más que catarlo: un vino de gran finura y elegancia, sedoso, con nobles aromas de cueros en el que las variedades merlot y cabernet se mezclan a partes casi iguales, con un pequeño aporte de petit verdot. Frutoso, floral y especiado, es un vino realmente complejo e incluso exótico con años de evolución, con una gran estructura y unos taninos potentes pero domados, generoso y equilibrado. Envejecido durante 20-21 meses en barricas nuevas (45%) y seminuevas de roble francés.

La historia del Château Palmer se remonta a 1814, cuando el coronel Charles Palmer llegó en Francia con el ejército del que sería duque de Wellington. El propietario de la finca en Margaux, (que en aquel tiempo era conocida como Château de Gascq) era la recientemente divorciada señora de Gascq, quien estaba tratando de vender la propiedad. Cuando conoció a Palmer le comentó que el vino que producían en el Château de Gascq era tan bueno como el vino de Château Lafite, con lo que el coronel Palmer estuvo de acuerdo. No pasó mucho tiempo hasta que Palemer él compró la famosa propiedad a la que cambió el nombre por el de Château Palmer. Charles Palmer comenzó a aumentar el tamaño de las explotaciones de viñedo del Chteau Palmer. Continuó comprando más tierras hasta triplicar el tamaño de Château Palmer hasta las 80 hectáreas. La mayor parte del crecimiento se produjo entre 1816 y 1831. La mayoría de las cepas fueron plantadas en algunos de los mejores terroirs en la denominación situada en los sectores de Cantenac, Issan y Margaux.