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Los terrenos de la bodega Fèlsina abarcan hasta 600 has de viñedos, olivares, bosques y otros cultivos de cereales, legumbres y girasoles. La que fuera en un tiempo la granja de los Grandes Duques de la Toscana era un lugar especialmente dedicado al cultivo del olivo y con apenas algunas hectáreas de viñedos, pero en los últimos 50 años Fèlsina se ha convertido en una de las bodegas más importantes en la elaboración de vinos con la variedad sangiovese. Los viñedos de los que procede Fèlsina Chianti Classico, el vino de entrada a la bodega, se localizan en Castelnuovo Berardenga, un municipio situado en la zona sudeste de la denominación. La altitud del terreno varía entre los 320 y los 420 metros y, con ella, varía también la composición de los suelos: en la parte más elevada predomina la roca de cuarzo y las piedras calizas y aluviales, mientras que en la parte más cercana a Siena predomina la piedra arenisca y el limo. Elaborado únicamente con la variedad sangiovese, Fèlsina Chianti Classico envejece durante 12 meses en barricas de roble de Eslavonia de capacidad media, y una pequeña parte en barricas de segundo y tercer uso. El resultado es un vino de sorprendente riqueza e intensidad del que emanan sensuales aromas de fruta madura, especias y una irresistible mineralidad. Cerezas, flores y piedras componen el alma de este vino, pero con ellas también otros aromas de regaliz y tabaco que suman encanto y elegancia al conjunto. En boca se muestra deliciosamente consistente, con una textura aterciopelada que hace de cada sorbo un pequeño gran placer.