Nuestra tradición empezó sobre los años 20 cuando el abuelo manuel empezó a recorrer, todos los martes del año, los más de 40 km a pie que le separaban de la localidad de vitigudino.
En calidad de tratante y, a través de las frías estampas de los arribes del duero, llegaba al mercado semanal para vender los cerdos que había criado todo el año.
Años después lo haría acompañado de su hijo cesáreo, que ya con seis años, tenía bien claro cuál era su futuro. y es que, en los años 80, junto a carmen, su mujer, fundaría la empresa familiar que tanto esfuerzo les costó levantar y que hoy está creciendo gracias a sus hijos.