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Finca Ladero
La combinación de las variedades tempranillo (80%) y garnacha (20%) refleja la identidad más definida de la sierra de Yerga. Es la armonía entre el carácter profundo y la autenticidad que aporta la proximidad a un mundo vegetal agreste; entre una acidez estimulante y una jugosidad vibrante. Un vino luminoso, de complejidad tangible, pletórico de energía y fuerza.

Elaboración
Vendimiamos la uva en cajas de 12 Kg y la conservamos durante 12 horas en cámara. La seleccionamos ópticamente, grano a grano. Se macera durante cinco días en depósitos de hormigón de diseño exclusivo para Lalomba. En ese tiempo da inicio una lenta fermentación por levadura procedente del viñedo. Al quinto día inoculamos levaduras autóctonas seleccionadas. La temperatura de fermentación es de 24 ºC. Combinando delestages y remontados en determinados momentos, favorecemos el proceso de extracción y maceración. Una vez la fermentación es completada, maceramos el vino durante otros 14 días, tras lo que hacemos un suave prensado. A continuación pasamos el vino a barricas de 225 litros de roble francés de un solo uso y de roble húngaro nuevas, donde se desarrolla la fermentación maloláctica. El vino madura en las mismas barricas durante 16 meses, sin trasiegos. Posteriormente vuelve a los depósitos de hormigón, durante 22 meses. Embotellado en Enero 2020.

Añada 2016
Una añada de acentuada aridez, en la que solo registramos 280 mm de precipitaciones. A su vez fue un ciclo bastante fresco. La temperatura máxima fue de 31,8 ºC el 18 de julio y la mínima, de -3,8 ºC el 17 de febrero

SOBRE LALOMBA
Lalomba expresa la autenticidad del viñedo con una colección de tres vinos procedentes de tres fincas que Ramón Bilbao, bodega madre de Lalomba, lleva años estudiando y cultivando con esmero en diferentes ubicaciones de Rioja: Finca Valhonta en las terrazas de Villalba de Rioja (Rioja Alta); Finca Ladero y Finca Lalinde en las austeras laderas de la Sierra de Yerga (Rioja Oriental).

Hay viñedos cuyo fruto merece ser embotellado a parte. Lugares donde el vino refleja de forma transparente las virtudes concretas de esa ubicación. Viñas cuyos elementos exclusivos reclaman ser puestos en valor: la suma de suelo y microclima, la persistencia de una viticultura tradicional, la altura y el entorno, la calidad sostenida en el tiempo. En síntesis, la combinación irrepetible de historia, naturaleza y paisaje.