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Tomás Esteban procede de una familia de viticultores y es uno de los precursores de la agricultura ecológica en la Ribera del Duero; una pequeña superficie de su viñedo es cultivada con prácticas biodinámicas. La calidad de la fruta y el cuidado en la elaboración están garantizados y ello se hace evidente con tan sólo abrir una botella de sus vinos, como este Valderiz: una explosión de vigor y frutosidad nos dice que vamos a disfrutar de este vino. (Incluso más: pocos vinos mantienen el vigor y la firmeza de su carácter a los dos o tres días de haber sido abiertos; Valderiz lo mantiene, una prueba más de su calidad.) Valderiz es en estos momentos un vino joven, fruto de una cosecha excelente, un vino de color vivo y denso, sin llegar a ser opaco. Inicialmente se muestra poco expresivo en nariz, algo que no nos sorprende de una uva como la tempranillo, pero va abriéndose lentamente con aireación. Sin duda, es un vino que requiere decantación para mostrarse como es: intenso, elegante, agradable, rico en aromas de fruta madura, frutas del bosque, y unas notas de tinta china sobre un sutil fondo de notas de crianza (que reaparecerán más tarde en el postgusto). Una nariz también fresca y balsámica. En boca, Valderiz es un vino que se disfruta por su jugosidad y por la intensidad de la fruta, no es un vino precisamente complejo pero agradable al trago; presenta notas especiadas, de especias dulces sobre todo, taninos pulidos y buen cuerpo. Un vino que persiste. Para la crianza sólo se emplean barricas nuevas, con alto aporte tánico.