Su potente sabor y olor le caracteriza. El ajo tiene un papel protagonista en la dieta mediterránea y contribuye a reducir la sal que echamos en los plato.
Sus beneficios son en realidad muy parecidos a los que nos aportan los ajos. De hecho, son interesantes a la hora de aumentar las defensas gracias a sus propiedades antibióticas, ayudando a reforzar las defensas, de ahí que sean interesantes al combatir las infecciones. Ayudan a favorecer la dilatación de los vasos sanguíneos, mejorando positivamente la circulación. Precisamente al provocar vasodilatación permite una mayor fluidez de la sangre, disminuyendo la presión y mejorando la circulación sanguínea.