Este pastel, considerado actualmente casi un clásico de la cocina vasca, fue una creación de Juan Mari Arzak en los años 70. El cabracho es un pescado de sabor muy pronunciado que queda ligeramente atenuado por la nata, que también aporta esponjosidad y por el tomate, que además dota al puding de un atractivo color. El resultado es un pastel sabroso y ligero. No lleva conservantes ni colorantes.
Una deliciosa y versátil creación que ha llegado a convertirse en un clásico de la cocina vasca.