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Originario del Larzac, el Tomme de brebis es un queso elaborado a partir de leche de oveja termizada (temperatura inferior a la de pasteurización) con un 28% de grasa en el producto acabado.
El tomme de oveja pertenece a la familia de los quesos de oveja prensados sin cocer. Su textura es suave y bastante homogénea. En la cata, es un queso fundente y sorprendentemente ligero, muy agradable en boca. Moldeado, prensado y secado, el Tomme de brebis desarrolla sus sabores característicos durante un periodo de maduración que puede durar hasta dos meses en una bodega húmeda.
Su olor a leche de oveja permite expresar todos los sabores que acompañan su degustación. El tomme de leche de oveja tiene tonos dulces, típicos de los sabores que suelen tener los quesos de oveja. Es un queso que es a la vez dulce y ácido, y su intensidad puede describirse como media. Su corteza florecida es suave, de color gris, a veces con tendencia al amarillo anaranjado.
La degustación tiene lugar durante todo el año. La ambición original de la tomme de oveja era parecerse a la mítica Saint-Nectaire, de ahí el aspecto de su corteza florida. Sin embargo, los formatos no son los mismos.
El tomme de leche de oveja va de maravilla con la mermelada de cereza negra. También se puede consumir en verrines, integrado en entrantes fríos o acompañado, por ejemplo, de jamón local. Este queso va igual de bien con un vino tinto con cuerpo o con un vino blanco seco.