La trufa negra es uno de los ingredientes más valorados y exclusivos en la cocina gourmet.  Esta delicadeza culinaria crece de manera silvestre en bosques  de encina situados entre los 500 y 1.000 metros de altura. Se recolecta en el invierno, a partir del mes de Diciembre y se puede alargar hasta el mes de marzo. El intervalo de tiempo depende de las condiciones climatológicos previo al periodo de recolección.

La trufa negra es de forma redondeada y tiene una textura firme y granulada. Se conoce por trufa negra porque es el color más parecido al que tiene cuando alcanza su punto óptimo de maduración. Durante su crecimiento llega a ser roja y de color pardo oscuro para finalmente convertirse en marrón negruzco.

La carne de la trufa negra es firme y de color negro con toques violetas. Cuenta con finas venas que forman un laberinto y que tienen un color blanco que se vuelve rojizo cuando se abren. 

Su aroma es único, muy penetrante e intenso por lo que se ha convertido en una de las opciones favoritas de chefs y gourmets de todo el mundo. Puede ser usada tanto en platos dulces como salados, y es especialmente popular en la preparación de platos de pasta, arroz, carnes y huevos

La mejor manera de disfrutar del sabor intenso de la trufa, es usarla en pequeñas cantidades en platos calientes, como pastas y risottos. También se puede rallar finamente sobre ensaladas.

Las trufas admiten multitud de preparaciones, entre ellas trufas a la brasa, con huevos, cortadas finas en ensaladas aparte de su uso más universal, para aromatizar carnes, carpaccio, patés y salsas.