El codillo está ubicado entre dos huesos de la pata donde se forma el codo. Suele tener un sabor fuerte y muy aromático. Se suele consumir fresco, ahumado o curado. Propiedades y beneficios: La carne de cerdo contiene proteínas de alto valor biológico, ideal para los deportistas y minerales como potasio, fósforo, zinc y hierro, además de vitaminas del grupo B. Es una carne que se digiere con facilidad. Las vitaminas B6 y B12 nos ayudan con el buen funcionamiento del sistema inmunitario y a regular la actividad hormonal. El fósforo que posee el codillo de cerdo nos ayuda a mantener unos dientes sanos. También es adecuada durante el embarazo y la lactancia por sus proteínas, minerales y vitaminas. Este tipo de carne aumenta nuestro nivel de saciedad, por lo que su consumo es ideal para dietas hipercalóricas. Al contener tiamina, nos aporta energía ya que asimila los hidratos de carbono en el organismo y los convierte en energía. Valor nutricional por cada 100 gramos: Carbohidratos: 0.0 g Proteína: 28.4 g Grasas: 22.8 g Colesterol: 84.2 mg Sodio: 92.33 mg Fibra: 0.0 g Conservación y trucos: En la nevera si es fresco aguanta 2 días. Una vez cocido puede aguantar un máximo de 4 días. Recetas y usos en la cocina: La mejor forma de comer el codillo es asado al estilo alemán; antes de asarlo debe de cocerse como unas dos horas. A continuación, con las manos untamos sal, pimienta y romero. Lo ponemos en una bandeja de horno con patatas y pimientos. Se añade un vaso de vino tinto, aceite, 4 dientes de ajo, perejil, tomillo y albahaca. Lo cubres con papel de aluminio y se hornea durante 30 o 40 minutos aproximadamente, veinte minutos por cada lado. Una vez pasado el tiempo, se apaga el horno y se deja durante 15 minutos.