Domaine Weinbach es una de las tres bodegas con mayor prestigio en Alsacia. Sus vinos son reconocidos mundialmente por su extraordinaria calidad. Collette Faller y sus hijas Catherine y Laurence son las propietarias de 26 hectáreas repartidas entre los diferentes Crus del Valle de Kaysersberg. Practican una viticultura biodinámica y ecológica. Tienen plantadas las variedades riesling, gewürztraminer, pinot gris, sylvaner, pinot blanc, muscat, chasselas y pinot noir. Las vendimias se realizan a mano y, cuando la añada propicia el desarrollo de la botrytis, las uvas se recogen entrado el mes de noviembre. La existencia de una gran diversidad geológica -típica de Alsacia- combina suelos de todo tipo -arcillas, rocas calizas, graníticas, areniscas, arenas y limos-, dando lugar a una gran variedad de terroirs con gran personalidad, y en el caso de los Grand Cru de forma excepcional. Las fermentaciones se desarrollan en viejos fudres de roble y algunas cuvées dulces tardan casi un año en finalizar. Para mantener la integridad y expresividad del vino se embotella sin filtrar ni pasar por frío. Siguiendo la filosofía de mínima intervención en el proceso de elaboración de todos los vinos, desde los genéricos hasta los más reputados, todos exhiben una gran elegancia y finura.
Las cosechas tardías y las selecciones de granos nobles
Las Cosechas Tardías, las Sélections de Grains Nobles y las Quintessences de Grains Nobles representan otra expresión de nuestros terruños, magnificada por la sobremaduración y la Botrytis. Se trata de vinos excepcionales que destacan por su gran complejidad aromática, su escasa concentración y su perfecto equilibrio. Las Sélections de Grains Nobles se obtienen mediante una selección rigurosa de las bayas afectadas por la podredumbre noble. Son verdaderos néctares, densos y equilibrados. Las quintaesencias de los granos nobles son extremadamente raras. Nectar des nectars, estas son pequeñas producciones de Superlative Noble Grains Selections, en solo unas pocas añadas. El nombre de Quintessence nació en Domaine Weinbach, llevado por primera vez por una suntuosa cosecha de la cosecha de 1983.
Información de la bodega:
Domaine Weinbach
De los capuchinos a la familia Faller. A los pies de la majestuosa colina de Schlossberg, en un entorno de enredaderas y rosas, la "corriente de vino" Domaine Weinbach, llamada así por el pequeño arroyo que la cruza, fue construida en 1612 por los monjes capuchinos. Vendida como propiedad nacional durante la Revolución Francesa, la finca fue adquirida en 1898 por los hermanos Faller, quienes la pasaron a su hijo y sobrino Théo. Gran figura del viñedo alsaciano y ferviente promotor de su reconocimiento como Denominación de Origen Controlada, Théo Faller trabaja por la calidad de los vinos de Alsacia y la puesta en valor de sus incomparables terruños y variedades de uva. Enamorado de su propiedad, la desarrolló, la amplió y la embelleció. Desde 1979, su esposa Colette y sus hijas Catherine y Laurence mostraron la misma pasión por los grandes vinos de Alsacia y el mismo apego inquebrantable a la calidad. Desde 2016, Catherine Faller dirige la finca con sus hijos Eddy y Théo.
Grand Cru Furstentum Fortaleza de Gewurztraminer
En los municipios de Kientzheim y Sigolsheim, entre 300 y 400 m sobre el nivel del mar, los suelos de piedra caliza parda del Furstentum tienen una estructura filtrante pedregosa, poco profunda, con afloramientos del lecho rocoso. Se trata de terruños de margas, calizas y areniscas del bajo Dogger (era secundaria) parcialmente cubiertos de conglomerados terciarios. Marl proporciona poder y estructura; elegancia, vivacidad y complejidad de arenisca. Orientada al sur, su cumbre es una isla de vegetación mediterránea calciphile. La pendiente es significativa, optimiza la insolación sobre un suelo acumulando calor y agua. El Furstentum se menciona en 1330 en el inventario de vides pertenecientes al convento de Basilea. Furstentum favorece una excelente maduración en Gewurztraminer de Weinbach. Extraen de él una notable complejidad aromática, gran finura y un largo potencial de envejecimiento.
Biodinámica, una opción obvia:
La biodinámica se puede considerar como una forma marginal de hacer vino, pero se basa en métodos ancestrales que a menudo se practican empíricamente en los huertos. También sabemos la importancia de la luna, el sol y las estrellas en las mareas. La biología y la biodinámica tienen en común el arado del suelo, el abandono de fertilizantes químicos, pesticidas y fungicidas sintéticos, cuyos efectos exactos a medio y largo plazo no están controlados. Estos productos sintéticos interfieren con la vida y el equilibrio natural y pueden provocar la desnaturalización del organismo vivo en su conjunto. Practicamos las dos filosofías en paralelo durante un tiempo para estudiar y comparar mejor las peculiaridades de cada una. La aplicación de la biodinámica, que hace que la uva sea más compleja pero también más sensible, debe adaptarse precisamente a nuestros diferentes terruños y a la meteorología del año. No cabe duda de que la biodinámica, con la experiencia que hemos adquirido a lo largo de los años, aporta otra dimensión al cultivo de la vid. Una cepa en armonía con su entorno produce una uva más compleja y más natural y, por tanto, un vino más complejo, más auténtico y, en definitiva, más singular. Los vinos de Domaine Weinbach se benefician de las certificaciones Ecocert (biología) y Demeter (biodinámica).
