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Las semillas de calabaza son los granos comestibles que se encuentran dentro de la calabaza. También se conocen como pepitas y son ampliamente utilizadas en la gastronomía por su sabor suave y su textura crujiente. Se pueden consumir crudas, tostadas o como ingrediente en diversas recetas.
Las semillas de calabaza son muy nutritivas y contienen diversos beneficios para la salud:
Ricas en proteínas: Contienen alrededor de 30 g de proteína por cada 100 g.
Fuente de grasas saludables: Contienen ácidos grasos insaturados, como el omega-3.
Alto contenido en fibra: Favorecen la digestión y el tránsito intestinal.
Ricas en minerales: Como magnesio, zinc, hierro y fósforo, esenciales para el funcionamiento del organismo.
Antioxidantes: Contienen vitamina E y carotenoides que ayudan a combatir el envejecimiento celular.
Beneficios para la próstata y vejiga: Su consumo se asocia con la prevención de problemas urinarios y prostáticos.
Existen varias variedades de semillas de calabaza, entre ellas:
Semillas de calabaza de cáscara dura: Son las más comunes y deben pelarse antes de comer.
Semillas de calabaza sin cáscara (tipo Styrian o Lady Godiva): Son verdes y se pueden consumir directamente.
Semillas de calabaza orgánicas: Cultivadas sin pesticidas ni fertilizantes químicos.
Semillas de calabaza tostadas y saladas: Se venden listas para el consumo con un toque de sal o especias.
Semillas de calabaza molidas: Se utilizan en harinas o como suplemento nutricional.
Los principales países que producen semillas de calabaza a nivel mundial son:
Las semillas de calabaza son muy versátiles y se pueden consumir de varias maneras:
Crudas: Ideales como snack o añadidas a ensaladas y yogures.
Tostadas: Se pueden hornear con sal o especias para un sabor más intenso.
Molidas: Como harina o en batidos para aumentar el contenido de proteínas.
Aceite de semilla de calabaza: Usado en aderezos y para cocinar.
Incorporadas en panes y galletas: Aportan textura y nutrientes.
En sopas y cremas: Como topping crujiente.