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El nabo es una raíz comestible que pertenece a la familia de las Brassicáceas, la misma familia de vegetales como el brócoli, la col o la mostaza. Tiene una forma redonda o ligeramente alargada y su piel puede ser blanca, amarilla, morada o incluso roja, dependiendo de la variedad.
Bajo en calorías: Es bajo en calorías y tiene un alto contenido de agua.
Rico en fibra: Ayuda a la digestión y promueve la salud intestinal.
Vitaminas y minerales: Es fuente de vitamina C, potasio, calcio, hierro y magnesio.
Propiedades antioxidantes: Contiene compuestos como los glucosinolatos, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.
Efecto diurético: Ayuda a eliminar líquidos y puede contribuir a la desintoxicación del cuerpo.
Existen varias variedades de nabo, algunas de las más conocidas son:
Nabo blanco: Es el más común, con una piel blanca y carne crujiente.
Nabo morado: Tiene una piel morada y carne blanca, con un sabor un poco más picante.
Nabo japonés: También conocido como "daikon", es mucho más grande y alargado que el nabo común, con un sabor más suave y dulce.
El nabo es cultivado en muchas partes del mundo, pero especialmente en países con climas fríos. Algunos de los mayores productores son:
Crudo: Se puede consumir en ensaladas, rallado o en rodajas finas. Tiene un sabor fresco y ligeramente picante.
Cocido: El nabo se puede hervir, asar o guisar. Se convierte en más suave y menos picante al cocinarse.
Sopas y caldos: Se utiliza en sopas y guisos, aportando sabor y textura.
En puré: Puedes hacer un puré de nabo similar al puré de patatas, añadiendo mantequilla o aceite de oliva para darle un toque cremoso.
En pickles: En algunas culturas, el nabo se conserva en vinagre.
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